Las disfunciones sexuales femeninas son un conjunto de trastornos que afectan la satisfacción sexual de la mujer. Entre las disfunciones sexuales femeninas más comunes se encuentran la falta de deseo sexual, la dificultad para lograr la excitación, el dolor durante la penetración y la dificultad para alcanzar el orgasmo.
A estas las podemos identificar como:
Vaginismo:
Disfunción sexual femenina caracterizada por la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, provocando un cierre parcial o total de la misma, lo que origina dolor e imposibilidad a la hora de intentar una penetración. La contracción involuntaria o espasmo muscular puede producirse durante el acto sexual o aparecer repentinamente mientras se mantienen relaciones sexuales. Los síntomas varían dependiendo de la intensidad de la contracción de los músculos del piso pélvico y pueden ir desde una leve sensación de ardor hasta el cierre total de la cavidad vaginal.
Dispareunia:
Corresponde al coito doloroso. Entre las causas se pueden encontrar alteraciones hormonales, como la baja de estrógeno en la menopausia y el post parto que producen sequedad vaginal. Las cicatrices de episiotomías o desgarros agregados a la tensión máxima que el suelo pélvico sufre durante la salida del bebé, son causas de muchas tensiones y espasmos musculares del periné. La dispareunia es un caso multifactorial que engloba factores tanto psicológicos como físicos.
Vulvodinia:
Es un malestar vulvar, caracterizado por un dolor tipo ardor y con una duración aproximadamente de 3 meses. La causa no se conoce con certeza, pero hay diversas teorías que se asocian a un origen multifactorial, incluyendo procesos infecciosos (candidiasis recurrente, herpes, etc) , traumáticos (episiotomías, partos, desgarros, etc), uso excesivo de ropa ajustada, factor hormonal (deficiencia de estrógeno).
Dolor pélvico crónico:
Corresponde a un síndrome caracterizado por la presencia de dolor en la región pélvica (es decir, abdomen inferior, entre las caderas y por debajo del ombligo) que se prolonga durante al menos 3 meses, ya sea de forma contínua o intermitente. Las causas en mujeres pueden ser: Endometriosis, dolor menstrual, cistitis intersticial, compresión del nervio pudendo, tensión excesiva de los músculos, entre otros.
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